INVIERNO DEL AHORRO ENERGÉTICO

Europa inicia el invierno del ahorro y la eficiencia energética

El continente europeo se enfrenta a un contexto energético sin precedentes recientes. La guerra de Ucrania ha abierto una crisis en occidente que ha llevado a la Unión Europea a establecer una serie de sanciones a Rusia, entre las que se encuentra la reducción de las importaciones de energía (superiores al 80% en el caso del gas). Este hecho, sumado a otros factores como las sequías, que ha reducido la generación de energía hidroeléctrica, ha puesto a algunos países europeos en riesgo real de abastecimiento energético para este invierno, problema al que se suma el incremento de los precios de la energía y el riesgo de una gran recesión económica. La elevada dependencia energética del gas natural ruso y la incertidumbre que existe sobre lo severo que puede llegar a ser este invierno, no garantizan que sea posible suministrar calefacción a millones de personas.

Objetivo común en Europa: reducir la demanda de energía

Ante esta situación, la Unión Europea se planteó en el mes de junio reducir un 15% la demanda de gas durante el invierno y almacenar todo el gas licuado posible para evitar tener que reducir el consumo de gas que se utiliza en el sector industrial, para la generación de electricidad o para el uso de la calefacción en las viviendas. Aun así, países como Francia no descartan que los hogares tengan que enfrentarse este invierno a restricciones energéticas (apagones) durante algunas horas del día. Otras políticas de los países de la Unión Europea se han centrado en mitigar el impacto del aumento de los precios, bien estableciendo limitaciones o bien subsidiando los costes energéticos, algo que, precisamente, no es sinérgico con el objetivo de reducir la demanda (puede ser hasta contraproducente).

Este contexto de crisis energética iniciamos el periodo navideño, que también está sufriendo las consecuencias. Las ciudades europeas están adoptando medidas para reducir el consumo energético de las actividades de ocio o de la iluminación navideña. Por ejemplo, en muchas ciudades francesas y en alguna española (Valencia), se está generalizando el uso de pistas de hielo de tipo sintético, una alternativa con un funcionamiento muy similar a las tradicionales, pero capaz de reducir al mínimo el gasto energético y el gasto de agua. También algunos ayuntamientos, como el de Girona, están consiguiendo ahorros cercanos al 20% en el consumo de luz al reducir las horas de la iluminación navideña y apostar por opciones más eficientes, como la iluminación LED.

La mejor medida: el ahorro y la eficiencia energética

La cuestión es que, aunque existan alternativas para sustituir el gas ruso, la guerra de Ucrania ha puesto en evidencia la enorme dependencia de los combustibles fósiles y de países que operan en contextos de inestabilidad e incertidumbre. Aquí es donde la apuesta por el ahorro y la eficiencia energética se postulan como la mejor opción. Aunque sea necesario impulsar medidas para contener el impacto de los altos precios y para garantizar el suministro a la ciudadanía, no debe olvidarse nunca que la mejor energía es la que no se consume. Tampoco debe perderse de vista el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, que habla de proporcionar energía asequible y no contaminante a toda la población.

En este contexto, los poderes públicos deben apostar, en primer lugar, por reducir al máximo la demanda energética de sus edificios, transporte y actividad.  Después, deben intentar cubrirla de la forma más eficiente posible y finalmente hacerlo con fuentes de energía limpia.

Además de jugar este papel ejemplarizante, deben incentivar al sector privado y a la ciudadanía a adoptar medidas de ahorro y de mejora de la eficiencia energética en sus edificios, instalaciones, en los servicios que prestan. Existe un enorme potencial de mejora de la eficiencia energética en sectores como la edificación, el transporte, la industria, la climatización, la gestión eficiente del agua y el saneamiento, la gestión de residuos, o el desarrollo de energías renovables.

Esta Navidad, que podríamos titular como la del ahorro y la eficiencia energética, no será más que el principio de un cambio en el uso y gestión de la energía de las próximas navidades. Porque el hecho es que se necesitan, y se necesitarán aún más, profesionales capaces de conocer las técnicas, procesos y medidas que permitan minimizar la demanda y el consumo de energía de todos los sectores. Es el momento de formarse en este ámbito cuyo potencial no ha hecho más que empezar a aprovecharse.

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