24 Jul LA SEQUÍA DISPARA LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS Y PONE EN RIESGO LA SALUD

Situación crítica: sequía

El mes de abril de 2023 fue el más cálido y seco desde que existen registros (año 1961). La temperatura media registró un valor hasta 3 grados por encima de la media habitual del mes de abril. Las precipitaciones, por su parte, han registrado un valor medio de 14,2 mm (media peninsular), lo que supone aproximadamente una quinta parte (22%) de las precipitaciones habituales del mes de abril.

La situación es crítica. Y no sólo en España. Por ejemplo, el norte de Italia y Francia se están viendo afectados seriamente y forman parte del 26,6% del territorio de la UE-27 que se encuentra en estado de alerta por déficit de humedad en el suelo. Las consecuencias de estos datos son múltiples, entre ellas, el empeoramiento de la calidad del aire, pérdidas en las cosechas, reducción en la disponibilidad de recursos, aumento del riesgo de incendios o empeoramiento de la calidad del agua.

Además, diversos informes coinciden en que la sequía también tiene consecuencias graves sobre la salud humana. Agrava enfermedades respiratorias y cardiovasculares, entre otras razones por incrementarse la presencia de partículas, aeroalérgenos y patógenos o las concentraciones de ozono troposférico. También en ciertas partes del planeta provoca problemas de desnutrición (por falta de alimentos) y mayor prevalencia de enfermedades (transmitidas por el agua).

Relación entre la sequía y los precios de los alimentos

Los cultivos de secano, como el trigo y la cebada, son los más afectados por las sequías. La falta de lluvias está provocando que una parte importante de las cosechas (hasta 3,5 millones de hectáreas), puedan llegar a darse por perdidas. En comunidades autónomas como Extremadura se estiman pérdidas de las cosechas en torno al 90%.

Los cultivos de regadío (maíz, girasol, arroz, algodón) también sufrirán las consecuencias por la falta de agua y el coste de este recurso. De igual forma la ganadería extensiva carece de lugares donde los animales puedan beber agua, por lo que algunas instalaciones están siendo abandonadas. El agua también condiciona la floración y, por tanto, a otros sectores muy sensibles a las sequías, como la apicultura. Todo esto se está traduciendo y se materializará con subidas de precio en todos los productos derivados de los sectores afectados.

Las consecuencias son ya palpables en algunos de ellos. El aceite de oliva, que ya se pagaba un 50% más caro en enero (respecto a enero de 2022), han sufrido un nuevo incremento del 30% desde principios de año. Tampoco se salvarán los cultivos leñosos como los frutales o los viñedos.

Posibles medidas y soluciones frente a las sequías

Aunque es necesario que se articulen medidas de apoyo (ayudas) para los sectores afectados por todas las pérdidas que están sufriendo, es necesario afrontar el problema de raíz. Por un lado, se constata que el cambio climático no es una cuestión de futuro, es una presión que ya nos impacta en el presente y que es la principal responsable de estos datos tan preocupantes.

Por ello, todos los sectores deben seguir mejorando sus productos y servicios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, deben contar con profesionales preparados para utilizar las tecnologías más eficientes, con las que seamos capaces de minimizar la huella de carbono y la huella hídrica y adaptarnos así a los periodos de estrés hídrico, que son (y serán) cada vez más frecuentes. La elección de variedades autóctonas y mejor adaptadas a las condiciones de cada territorio y los principios de la agricultura ecológica son un ejemplo a seguir para hacer frente a las situaciones más cambiantes de un clima que, mes tras mes y año tras año, bate récords negativos en cuanto a temperaturas y precipitaciones.

De igual modo, continuar con una labor de sensibilización será un complemento necesario para que todos los sectores y profesionales seamos conscientes de la importancia de recursos tan escasos como el agua.