20 Mar DÍA MUNDIAL DEL AGUA
Cada año, el 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua para hacer hincapié en la importancia de este recurso vital que constituye el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que estableció las Naciones Unidas para alcanzar en el año 2030.
Para entender la importancia de este recurso debe explicarse antes una cuestión vital. En el año 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció, a través de la Resolución 64/292 el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que “un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos” y exhortando a Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos que garantizasen un suministro de agua potable y un saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos.
La consideración del agua como derecho humano diferencia a este recurso de otros como la energía que, aunque también son recursos esenciales, al no estar reconocidos como derecho no cuentan con mecanismos de acción social tan extendidos como en el caso del agua. Así, en España, donde podría afirmarse que el acceso al agua está cubierto en todo el territorio, los organismos públicos, privados o mixtos que se encargan de su gestión, aplican estos mecanismos de acción social para garantizar su asequibilidad por parte de la población que cuenta con menos recursos, conscientes de que no pueden incumplir el derecho humano al agua y al saneamiento.
De igual manera, tal como establece la Ley de Aguas, el suministro de agua a la población es prioritario frente a otros usos y, ante periodos de escasez, las autoridades competentes deben asegurar el abastecimiento a la población en detrimento de las actividades económicas que requieren el uso del recurso. Debe tenerse en cuenta que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50-100 litros de agua por persona y día para satisfacer las necesidades básicas, aunque en España el valor medio en uso doméstico se sitúa en 132 litros por persona y día.
El agua en el contexto mundial
La situación a nivel planetario, sin embargo, es mucho más preocupante que en el contexto de nuestro país. En 2015 todavía más de 2.300 millones de personas en el mundo carecían, incluso, de saneamiento básico y 4.500 millones de un sistema de saneamiento que se pudiera considerar gestionado de forma segura. Por ello, y porque se considera al agua un recurso básico para garantizar el desarrollo y acabar con la pobreza, se siguen buscando soluciones a la crisis actual del agua y el saneamiento. En esta línea se centrará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el agua que comenzará el mismo Día Mundial del Agua y se extenderá hasta el 24 de marzo de 2023 con el fin de que se obtenga como resultado una Agenda de Acción del Agua que aglutine los compromisos y acciones necesarios, de todos los sectores, industrias o naciones para alcanzar el ODS número 6 en 2030.
El reto, también para los profesionales
El reto no es sencillo. El cambio climático, que está provocando subidas de temperatura generalizadas, incrementos de la evapotranspiración y variaciones en los regímenes de precipitaciones, tampoco juega a favor de la conservación de este recurso tan valioso. Razón de más para que cada vez sea más prioritario gestionarlo de la manera más eficiente en todos los sectores de actividad (industria, agricultura, sector doméstico, administraciones públicas, etc.). Aquí es donde conceptos como el de la huella hídrica, entran en escena. Porque el agua mejor gestionada es agua que no se utiliza, algo que se logra cuando la generación de productos y la prestación de los servicios que necesitamos se realiza consumiendo la menor cantidad posible de agua, es decir, reduciendo la huella hídrica de los productos y servicios.
Los profesionales que trabajan alrededor del mundo del agua, tanto en las operaciones de abastecimiento, como en las de saneamiento o depuración, deben conocer los procesos más eficientes y las técnicas que permitan optimizar este recurso de la manera más eficaz. Su papel es vital para optimizar al máximo el uso este recurso y garantizar que se alcancen las metas planetarias propuestas. Además, en un contexto de cambio climático y un país tan vulnerable a sus impactos, el mejor aprovechamiento del agua será una cuestión vital en las próximas décadas.
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