RIESGOS DEL MANTENIMIENTO DE PISCINAS Y OTRAS INSTALACIONES ACUÁTICAS

El agua tiene la capacidad de disolver y mezclar una gran cantidad de elementos y sustancias, y muchas de ellas son dañinas, tanto para la salud de las personas como para las instalaciones del lugar en el que se localiza. Por este motivo, es de obligado cumplimiento vigilarla y cuidarla para asegurar que se encuentra en perfecto estado.

En espacios públicos como piscinas comunitarias y otras instalaciones acuáticas este aspecto coge más importancia si cabe, debido al gran número de personas que hacen uso de ellas. Por una parte, porque el agua es el medio ideal para la reproducción de hongos, bacterias y otro tipo de microorganismos nocivos y, por otra parte, porque un desequilibrio químico del agua puede dañar la salud de los usuarios.

Por tanto, el uso recreativo del agua debe ir acompañado de un cuidadoso control para asegurar una higiene y desinfección óptimas. En este aspecto, tiene mucha importancia el personal responsable del mantenimiento de las instalaciones acuáticas y la formación que recibe, ya que tiene que manipular e introducir diferentes productos y un mal procedimiento puede poner en riesgo tanto su salud como la de los usuarios.

El agua y  sus propiedades

De acuerdo con sus propiedades, hay algunos factores del agua que es crucial mantener en niveles adecuados para hacer un uso seguro de ella.

En primer lugar, el pH, que es una medida del grado de acidez en una escala que va del 0 al 14 donde, por debajo del 7 indica acidez y por encima de 8, alcalinidad. Para que la piscina tenga el pH correcto se debe mantener entre 7’2 y 8.

En segundo lugar, hay que analizar el cloro de la piscina, que es el desinfectante más usado para el mantenimiento de piscinas y debe estar entre 0’5 y 1’5 ppm.

Por último, igual de importante, es la temperatura del agua, ya que lo conveniente es que oscile entre 28 y 30ºC. 

Legislación vigente

Dada la importancia que tiene mantener las instalaciones acuáticas en óptimas condiciones para la salud humana hay una normativa nacional que establece los criterios técnico-sanitarios de las piscinas, que es el Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre. Algunos de los puntos relevantes de este Real Decreto son:

  • Se creó con el objetivo de fijar parámetros y valores paramétricos a cumplir en el agua de las instalaciones acuáticas y asegurar un elevado nivel de protección de la salud de los usuarios.
  • Establece que para el tratamiento y mantenimiento se podrán utilizar productos biocidas, bactericidas y alguicidas, actualmente inscritos en el Registro de Plaguicidas clave 60.
  • Obliga al personal responsable de la puesta a punto, el mantenimiento y la limpieza de los equipos e instalaciones de las piscinas a contar con el certificado o título que le capacite para el desempeño de esta actividad mediante la superación de los contenidos formativos que a tal efecto establezca el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y en las condiciones que este determine.

Problemas derivados de no llevar a cabo un correcto mantenimiento del agua

Las instalaciones que emplean agua para su funcionamiento están expuestas a organismos nocivos debido al potencial que tienen de proporcionarles un entorno adecuado para vivir y reproducirse, incluida la Legionella.

La proliferación de estos microorganismos, además de suponer un riesgo para la salud, pueden ocasionar otros problemas:

  • Enturbiamiento del agua por la presencia de materia orgánica en forma de suciedad o por un exceso o escasez de productos químicos destinados a su mantenimiento.
  • Pérdida de eficiencia y eficacia de las instalaciones, así como la vida útil de estas, por la corrosión o la formación de depósitos perjudiciales.

Por estos motivos, es fundamental conocer bien los problemas que pueden surgir al no hacer un correcto mantenimiento de las piscinas y otras instalaciones acuáticas, ya que las consecuencias pueden ser graves para la salud, principalmente, pero, también, a nivel económico, debido al elevado coste de toda la maquinaria empleada.

Asegurar el adecuado control de las instalaciones con tratamientos químicos es el mejor modo de evitar o paliar los problemas y consecuencias que pueden surgir. Por esta razón, a la hora de llevar a cabo el tratamiento de desinfección e higiene de las piscinas es primordial analizar y conocer:

  • Las características de la piscina (material y volumen de agua, por ejemplo).
  • El sistema que la hace funcionar y el estado de los elementos que forman parte de la piscina (bomba, filtros, válvula, skimmer, entre otros).

Al tener claro estos parámetros, será más fácil escoger el producto químico necesario y acertar con la dosis adecuada que se debe agregar al agua para mantenerla en un estado óptimo para su utilización.

En cuanto a la selección de productos a utilizar en el tratamiento de las instalaciones acuáticas y sus circuitos, depende de las características y de las condiciones en las que han de actuar. Es decir, del estado del agua, de las características de los microorganismos y del tiempo necesario del tratamiento, ya que cada proceso es distinto.

En resumen, el objetivo principal del mantenimiento es lograr que el agua esté desinfectada y clara y la mejor forma de evitar problemas es evitar que estos aparezcan y, si estos aparecen, actuar de manera rápida y adecuada.

La importancia del personal

Sin duda, se trata de una tarea compleja y constante, pero fundamental para garantizar las condiciones óptimas de higiene y seguridad del agua. Por este motivo, el papel que desempeñan las personas responsables de su mantenimiento es de vital importancia, puesto que se encargan de los sistemas de depuración, limpieza y desinfección de las piscinas y las demás instalaciones acuáticas.

Los operarios deben eliminar la contaminación que aportan tanto los usuarios como el propio medioambiente mediante un proceso de depuración. Para llevar a cabo su función de mantener el agua en buenas condiciones, tienen que estar en permanente contacto con productos como, por ejemplo, desincrustantes, anticorrosivos, detergentes, antioxidantes o biocidas. Por tanto, están expuestos a diferentes riesgos:

  • Gases nocivos: inhalar el vapor que desprenden los productos tóxicos utilizados que pueden afectar a la piel, a los ojos y a las vías respiratorias.
  • Incendios: a raíz de un fallo eléctrico o un cortocircuito en los motores o por la iluminación.
  • Caídas: derivadas del trabajo físico y de las características de las instalaciones que pueden ocasionar golpes, fracturas y/o cortes.

Para prevenir riesgos, los operarios de limpieza de piscinas deben tener una formación adecuada para hacer un correcto manejo de productos, además de disponer del equipamiento idóneo para llevar a cabo su tarea en las condiciones más seguras posibles.

Debido a la relevancia de las implicaciones que tiene este aspecto, especialmente en temas de salud pública, es de obligado cumplimiento operar de acuerdo con la normativa relativa a protección medioambiental, así como, también, llevar a cabo una planificación y ejecución de la actividad adecuada. Por ello, resulta indispensable contar con profesionales debidamente formados.

¿Quieres formarte en mantenimiento de piscinas o mantenimiento de instalaciones frente a Legionella?

Puedes consultar nuestra oferta formativa centrada en esta materia aquí.