RESISTENCIA DE LAS PLAGAS A LOS FITOSANITARIOS UTILIZADOS EN CULTIVOS AGRÍCOLAS

Fenómeno de las resistencias

Desde hace tiempo se conoce la capacidad de los organismos a resistir la acción de los productos fitosanitarios. El fenómeno de las resistencias constituye, junto con el impacto ambiental de los fitosanitarios, uno de los efectos secundarios que más preocupa al sector agrícola. Esto, junto con la paulatina y creciente prohibición por parte de la Unión Europea (UE) de materias activas utilizadas para combatir las plagas y enfermedades en la agricultura están dejando al sector agrario en una situación de clara indefensión a la hora de hacer frente a estas plagas que cada año causan daños de mayor alcance y cuantía. El impacto de las plagas en la agricultura provoca mermas de cosecha y como consecuencia reducciones importantes de la producción.

La FAO (1979) enmarca la resistencia como la capacidad desarrollada por una población determinada de insectos, al no ser afectada por la aplicación de insecticidas. La resistencia se da cuando una población de la plaga ha adquirido genéticamente la capacidad de tolerar una dosis del insecticida que resultaría letal para la población original del insecto. El grado de resistencia puede variar, desde tolerar simplemente una mayor dosis hasta la práctica insensibilización al producto.

Una población de insectos o ácaros está compuesta por individuos con diferentes grados de sensibilidad a un tóxico (insecticidas, acaricidas, etc.). Existen entre ellos uno de cada millón que serán resistentes al insecticida a la dosis utilizada.

Según el Comité de Acción contra la Resistencia a Insecticidas (IRAC España) a una situación de resistencia puede llegarse por el ‘uso abusivo’ o ‘mal uso’ de un insecticida o acaricida en el control de una plaga, que resulta en la selección Darwiniana de formas resistentes de la plaga y la consiguiente evolución de las poblaciones que se convierten en resistentes a ese insecticida o acaricida.

La resistencia se origina por la selección de los individuos resistentes. Cuando se realizan los tratamientos sólo sobreviven los organismos resistentes, y algunos sensibles a los que nos les ha llegado el producto, que serán los que formarán de nuevo la población plaga. Como este proceso se repite de manera continuada utilizando el mismo producto, la población estará formada exclusivamente por individuos resistentes, con lo que el tratamiento dejará de ser eficaz con el paso del tiempo. La resistencia se puede considerar, por lo tanto, como un proceso inevitable, debido a la presión de selección continua que se sigue ejerciendo con las aplicaciones de insecticidas.

En la actualidad se han citado más de 700 referencias de especies de insectos o ácaros con resistencia a algún producto fitosanitario y según nos avisan desde diferentes medios de comunicación las diferentes organizaciones agrarias y centros de investigación, este número se está incrementando cada día exponencialmente.

El cálculo de la resistencia de un organismo se realiza comparando una población resistente con una población sensible. Para ello se calcula el factor de resistencia (FR50), que es la división de la DL50 de la población resistente entre la DL50 de la población sensible, siendo DL50 la concentración o dosis del insecticida que mata al 50% de la población.

Si el resultado, por ejemplo, de un factor de resistencia de 2, significará que habrá que doblar la dosis que mata al 50% de la población sensible, para matar al 50% de la población resistente.

Fotografía 2. Plaga del olmo (Xanthogaleruca Luteola)

Consecuencias en los cultivos

Debido a los graves ataques de las plagas que sufre el campo español y a la restricción de materias activas fitosanitarias impuesta desde Europa, los estudios e investigaciones relacionados con el adecuado manejo de sustancias fitosanitarias y la búsqueda de nuevos bioplaguicidas que resulten sostenibles, económicos y eficaces a largo plazo, se han incrementado notablemente. Pero el desarrollo de nuevos insecticidas es cada vez más difícil y costoso, así que es esencial proteger del desarrollo de resistencias los productos eficaces en el mercado.

El problema de la resistencia ha ocasionado pérdidas tanto económico (búsqueda de los plaguicidas de mayor potencia y usualmente más cara), como humano, ya que la mayoría de los países no desarrollados no cuentan con los recursos económicos suficientes para adquirir las nuevas generaciones de los pesticidas. Ocasiona también serios problemas ambientales, al tener que incrementarse las dosis y el número de aplicaciones destinadas a controlar cierta plaga, o ambas a la vez.

Fotografía 3. Pulgón

Existen tres mecanismos de resistencia de las plantas a los insectos, antibiosis, tolerancia y antixenosis:

  • La Antibiosis es una resistencia que afecta la biología del insecto de modo que la abundancia de la plaga y el daño subsecuente se reducen en comparación con el que sufriría si el insecto estuviera en una variedad de cultivo susceptible.
  • La Tolerancia es una resistencia en la cual una planta es capaz de resistir o se puede recuperar del daño causado por una abundancia del insecto plaga igual a la que dañaría una planta sin los caracteres de resistencia (susceptible).
  • La Antixenosis es una resistencia que afecta el comportamiento de un insecto plaga y usualmente se expresa como no preferencia del insecto por una planta no resistente en comparación una planta susceptible.

Mejora en los métodos de control de plagas

Con la finalidad de mejorar los métodos de control de las plagas y desarrollar y promover el uso de estrategias para el manejo de resistencia a insecticidas y acaricidas en Europa, la Unión Europea estableció a finales de 1996 la acción concertada ENMARIA: red europea para el manejo de resistencia a insecticidas y acaricidas en artrópodos. Esta red, es la encargada de la recopilación de datos sobre problemas de resistencia en los diferentes países miembros y la celebración de reuniones en las que se examine la incidencia del manejo de resistencia.

En España, el Comité de Acción contra la Resistencia a Insecticidas se formó en el año 2000 como país miembro de IRAC Internacional (creada a su vez en 1984), y está formado por especialistas técnicos de las compañías, así como por asesores científicos independientes. IRAC España ofrece una respuesta coordinada de la industria de la protección de las plantas para prevenir o retrasar el desarrollo de resistencia en las plagas de insectos y ácaros en España. Este Comité ha elaborado una estrategia para el Manejo de Resistencia a Insecticidas (MRI), adoptando para ello un sistema de clasificación de los insecticidas.
El Manejo eficaz de la Resistencia a Insecticidas (MRI, del inglés IRM- Insecticide Resistance Management), junto con el Manejo Integrado de Plagas (MIP), es fundamental para la protección global de los cultivos, la agricultura sostenible y una mejor salud pública, y es un elemento esencial en una administración del producto responsable.

Formación en la materia

La formación en materia de protección fitosanitaria es necesaria para:

  • Conocer y emplear métodos de control alternativos, como pueden ser los métodos indirectos como labores culturales, métodos directos físicos como trampas, métodos directos biológicos como el uso de depredadores o parásitos de las plagas.
  • Ajustar el número de tratamientos fitosanitarios en función de la evolución de los organismos plaga y tratar solo cuando sea estrictamente necesario.
  • Alternar los productos fitosanitarios empleados, utilizando distintas familias de compuestos químicos.
  • Emplear fitosanitarios selectivos para cada plaga y de menor toxicidad.
  • Emplear la dosis ajustada en función de la plaga, el cultivo y siguiendo, siempre, criterios medioambientales.

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