12 Ene RESISTENCIA A LOS RODENTICIDAS ANTICOAGULANTES
Desde hace años se viene hablando sobre la resistencia de poblaciones de roedores a los rodenticidas anticoagulantes. Existen estudios científicos en varios países europeos mediante los que se obtiene constancia de este hecho para poblaciones de roedores en países como Hungría, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Francia y Países Bajos. Resulta lógico que en España estemos sufriendo también este tipo de resistencia y a falta de la evidencia científica tenemos información suficiente derivada de los profesionales que diariamente se dedican al control de roedores.
Las resistencias a estos anticoagulantes consisten en una pérdida de eficacia de la sustancia activa empleada sobre ciertas cepas de roedores donde se detecta una reducción en la sensibilidad de las sucesivas generaciones de roedores frente a los anticoagulantes.
Suelen aparecer estas resistencias derivadas de una mutación genética que hace a los individuos menos sensibles frente a los anticoagulantes, esto les confiere una ventaja sobre el resto de los individuos y con el tiempo tienden a predominar sobre el resto de la población no resistente.
Estas resistencias no son nuevas, desde los años 50 ya se había detectado cierta resistencia en Reino Unido frente a los rodenticidas anticuagulantes en poblaciones de rata gris. Inicialmente esta resistencia solo se presentaba detectaba frente a anticoagulantes de primera generación como la Warfarina, clorofacionona y coumatetralillo. Con posterioridad, también se detectaron resistencias a anticoagulantes de segunda generación como el difenacocum o la bromadilona.
Los rodenticidas anticoagulantes actúan inhibiendo la síntesis hepática de los elementos esenciales para la coagulación de la sangre dependientes de la vitamina K. Paralelamente, aumentan la permeabilidad capilar, la combinación de ambos efectos provoca una hemorragia intensa masiva.
Es importante que cuando se detecte resistencia en una población al uso de anticoagulantes, se detenga el uso de dichas sustancias activas y cambiar a un tratamiento integral de la plaga, cambiando a rodenticidas más efectivos e introduciendo el uso de medidas físicas de control.
En todo caso, estamos viendo que cada vez se están introduciendo con más fuerza en el mercado los métodos físicos para el control de las poblaciones de roedores en los que no dependemos de la aparición de resistencias a las sustancias activas empleadas y donde, la combinación de trampas mecánicas y medias físicas que dificulten el acceso de los roedores están proporcionando muy buenos resultados.