MOVILIDAD ELÉCTRICA (EMOBILITY)

La movilidad eléctrica (emobility): desaprender para aprender

Siempre surgen las mismas preguntas, ¿cómo se carga un coche eléctrico? ¿qué hay que hacer? ¿hay suficientes puntos de recarga? ¿dónde voy con “solo” 300 km de autonomía?

Para poder responder a estas cuestiones hay que “resetear”, pensar de otra manera. Olvidar la movilidad tradicional y el concepto de “gasolinera”. Estamos ante otra cosa, esto es movilidad eléctrica (emobility) y se parece más a un teléfono móvil que a la movilidad basada en el motor de combustión interna. Solamente si conseguimos desaprender y olvidarnos de la movilidad tradicional tal como la entendemos hasta ahora, lograremos aprender y entender qué es la movilidad eléctrica y por qué. Quien prueba un coche eléctrico, se enamora.

Como el teléfono móvil. La carga vinculada

La primera preocupación (denominada frecuentemente “ansiedad” del conductor de emobility) es la autonomía. Se resuelve muy rápido. Para tener un vehículo eléctrico es más que recomendable (y casi imprescindible) disponer de un punto de recarga en casa o en el trabajo; un punto de recarga que pueda estar disponible para nosotros diariamente. Este punto es de poca potencia (recarga “lenta”). De hecho 3,6 kW son suficientes por tres razones:

  1. Cualquier vehículo suele pasar en casa o en el trabajo parado un número nada despreciable de horas. Como referencia, en 4 horas, con 3,6 kW recuperamos 100 km de autonomía.
  2. La potencia es cara (se paga por el término de potencia). A más potencia contratada, más coste de la electricidad.
  3. La carga de la batería es mejor realizarla a baja potencia (mejor a 3.6 kW que a 150 kW). Cuidamos mejor a nuestra querida batería.

Esta será la carga principal de nuestro vehículo, denominada “carga vinculada”. Procediendo a la carga del vehículo de forma diaria, se resuelve el problema de la autonomía para más del 90% de los desplazamientos realizados, si tenemos en cuenta que los ciudadanos europeos hacemos una media de 20 km a 90 km al día en coche.

Según estudios realizados, la electricidad es más barata que la gasolina o gasoil (recorrer 100 km en un coche eléctrico cuesta unas 6 veces menos que en un coche con motor de combustión interna). A su vez, ello implica un ahorro en mantenimiento (no hay filtros, aceites… ni tantas piezas sujetas a desgaste) , con lo cual se llega a compensar la diferencia de precio inicial que hay ahora en el mercado, máxime con las ayudas e incentivos existentes.

Y si se va de viaje…. ¿Qué hacemos?

Para eso está la infraestructura de recarga. Prácticamente existen 20.000 puntos de recarga en España, que se pueden acceder para operar y cargar a partir de las apps correspondientes de los operadores de puntos de recarga. El avance de las nuevas tecnologías y la digitalización, va a permitir poder operar y actuar con tecnología IoT (Internet of Things) a través del teléfono móvil.

Conclusión

El futuro de la movilidad ya es presente y es diferente. Si intentamos entender la Emobility buscando similitud con el mundo de la movilidad tradicional, la cual incluye el petróleo, CO2 y emisiones de partículas perjudiciales para la salud nos equivocaremos. Porque la movilidad del futuro es, será y seguirá creciendo por muy diversas vías, y entre ellas, la ecológica.

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