21 Ago LA DESALINIZACIÓN DEL AGUA: OPORTUNIDAD Y NECESIDAD
El año 2023 está registrando niveles de precipitación por debajo de la media habitual. Sin ir más lejos, el mes de abril ha sido el más cálido y seco desde que existen registros, con precipitaciones un 22% por debajo de lo habitual. La sequía puede poner en riesgo el abastecimiento de la población en los próximos meses y ya está provocando importantes incrementos de precios de los productos agrícolas y ganaderos.
Las soluciones pasan, en primer lugar, por impulsar, en todos los sectores implicados y en la población en general, mecanismos de ahorro y de mejora de la eficiencia en el uso de este recurso. Pero, además, paralelamente, es necesario buscar alternativas para aumentar las reservas de agua con las que se cuenta y/o diversificar las fuentes, sobre todo ante un escenario futuro en el que, de forma general, se prevé que haya una reducción general de las precipitaciones y de la disponibilidad hídrica. Y aunque dos tercios del planeta Tierra son agua, tan sólo el 2,5% es agua dulce y, de esta, únicamente el 0,3% es apta para el consumo humano.
Aquí es donde entra el papel de la desalinización del agua, como una alternativa más para el abastecimiento o, en algunos lugares, como la solución más viable o la única posible para garantizar el abastecimiento.
Pero, ¿qué es y cómo funciona la desalinización?
La desalinización es el proceso mediante el cual el agua del mar se convierte en agua dulce (potable) y apta para el consumo humano tras eliminar las sales minerales disueltas en el agua. Existen diferentes métodos para llevar a cabo este proceso, pero el más extendido y generalizado es el de ósmosis inversa que funciona haciendo pasar el agua, aplicando presión sobre la misma, por una serie de membranas semipermeables que permiten el paso del agua, pero no de las sales minerales. Aunque existen otras formas de desalar el agua, como la destilación, la electrodiálisis o la nanofiltración, la ósmosis inversa es el proceso que requiere de menos energía.
¿Qué impactos genera?
La desalinización del agua también genera impactos sobre el medio, las especies y los hábitats. Así, al ya mencionado consumo energético (que provoca que sea un método de obtención de agua potable con un gasto energético mucho mayor al de otras alternativas), se suma la necesidad de gestionar la salmuera, es decir, el residuo que se genera tras el proceso, que se compone tanto de la parte del agua que no sirve como producto tras el proceso, como de una alta concentración de sales y de diversos contaminantes (bacterias, metales pesados, etc.).
Por lo general, este residuo se vierte al mar, poniendo en riesgo el estado de conservación favorable de las especies y los hábitats presentes. Afortunadamente, se está avanzando en proyectos basados en recuperar las sales y metales contenidos en la salmuera.
El futuro de la desalinización
La desalación del agua en España comenzó con la primera planta instalada en la isla de Lanzarote en 1964. Desde entonces, Canarias es la región de España con mayor número de plantas, sumando un total de 327 plantas de las 765 que había a principios de 2021 en el conjunto del país. El aumento del estrés hídrico que se prevé en cada vez una mayor parte del país, así como la mejora en la gestión de la salmuera y la mayor madurez y eficiencia de esta tecnología sitúan a la desalinización del agua como una alternativa de presente y, sobre todo, de futuro. Mejorar la gestión de este recurso escaso y las técnicas de suministro y saneamiento será esencial para garantizar el abastecimiento de la población y de los sectores con mayor demanda, como la agricultura. Para lograrlo, serán necesarios profesionales perfectamente formados en este ámbito.
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