INSECTOS POLINIZADORES Y PLANTAS ENTOMÓFILAS, UN EQUILIBRIO EN RUPTURA

Gran parte de la producción agrícola depende en gran medida de un servicio ecosistémico que a menudo no se ve o no se valora lo suficiente por su importancia fundamental en la capacidad de producción de alimentos: la polinización de las plantas.

La mayoría de las plantas utilizadas por los seres humanos con fines alimentarios se reproducen mediante la polinización entre flores realizada por una categoría específica de insectos, los insectos polinizadores. Estas plantas se denominan entomófilas, a diferencia de aquellas que confían en que el viento transporte su polen y fertilice otras flores (plantas anemófilas).

Entre las plantas entomófilas más cultivadas se incluyen:

  • Manzanas, naranjas, fresas, albaricoques, cerezas.
  • Frijoles, pepinos, calabazas.
  • Hierbas como albahaca, tomillo o manzanilla.
  • Tomates, pimientos y cítricos.

 

El impacto en la producción de alimentos a nivel mundial es impresionante. Según las estimaciones de la FAO, de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos en todo el mundo, 71 son polinizadas por las abejas. Los polinizadores en general afectan al 35% de las tierras agrícolas globales, proporcionando de forma gratuita un servicio ecosistémico cuyo valor monetario se estima en cientos de miles de millones de euros.

Lamentablemente, desde 1990, varios estudios han demostrado que las poblaciones de estos insectos polinizadores están disminuyendo drásticamente, un fenómeno que, si no se revierte, representa una seria amenaza para la seguridad alimentaria mundial.

Pero, ¿quiénes son estos insectos polinizadores? ¿Y cómo se ha desarrollado a lo largo de la historia evolutiva esta interconexión específica entre plantas e insectos?

Entre las especies de insectos polinizadores más conocidas se encuentran algunas abejas, mariposas, avispas, escarabajos, moscas, abejorros y polillas, y su característica común es que se alimentan de néctar. En su búsqueda de alimento, se desplazan de flor en flor favoreciendo la polinización cruzada.

Por otro lado, la historia evolutiva de las plantas entomófilas ha llevado al desarrollo de una serie de características adecuadas para atraer, albergar y aprovechar a los insectos, como:

  1. Flores llamativas: Las plantas entomófilas a menudo producen flores coloridas y vistosas con pétalos que pueden servir como señales visuales para los insectos. Estas flores están diseñadas para atraer a los insectos con su color y apariencia.
  2. Néctar: Muchas plantas entomófilas producen néctar, una sustancia azucarada, en el interior de sus flores. Los insectos, como las abejas y las mariposas, se alimentan de néctar y, en el proceso, recogen y transportan el polen de una flor a otra.
  3. Perfume: Algunas plantas entomófilas emiten fragancias agradables para atraer a los insectos. Estos olores pueden ser particularmente intensos durante las horas en que los insectos están más activos.
  4. Estructuras especializadas: Algunas plantas entomófilas tienen estructuras especializadas para facilitar la polinización por parte de los insectos. Por ejemplo, pueden tener formas de flores que guían a los insectos hacia el polen o órganos reproductores posicionados de manera que el insecto los toque mientras busca alimento.
  5. Polen ligero: El polen producido por las plantas entomófilas suele ser ligero y adecuado para el transporte por parte de los insectos. Esto hace que sea más probable que el polen se adhiera a los insectos y se transporte con éxito de una flor a otra.
  6. Sincronización del tiempo de floración: Muchas plantas entomófilas tienen un tiempo de floración sincronizado con el período en que los insectos polinizadores están más activos, lo que aumenta las posibilidades de polinización.

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el empobrecimiento de nuestros sistemas agrícolas en términos de biodiversidad, la falta de refugios naturales para los insectos y, sobre todo, el uso excesivo de pesticidas ha alterado este delicado equilibrio que se ha creado en milenios de adaptación de estrategias evolutivas, lo que nos ha llevado a una situación paradójica en la que, para aumentar los rendimientos agrícolas, estamos poniendo en riesgo la capacidad de las plantas para reproducirse.

Entonces, ¿cuáles son las estrategias que podrían permitirnos cambiar esta tendencia? Hay varias estrategias agrícolas que se pueden adoptar para fomentar los insectos polinizadores y promover su conservación.

Estas estrategias tienen como objetivo crear un entorno propicio para los polinizadores e insectos y reducir los riesgos que pueden amenazarlos. Aquí tienes algunas de las principales estrategias agrícolas para fomentar los insectos polinizadores:

  1. Proporcionar hábitats adecuados: Las áreas naturales, como prados, bosques y zonas húmedas, pueden ser hábitats importantes para los insectos polinizadores.
  2. Crear zonas de amortiguamiento: La creación de franjas de vegetación nativa o flores alrededor de los campos agrícolas puede ayudar a proporcionar hábitats y fuentes de alimento para los insectos polinizadores.
  3. Rotación de cultivos: La rotación de cultivos puede ayudar a proporcionar una variedad de flores y recursos para los insectos polinizadores, promoviendo así la biodiversidad de las plantas en los campos.
  4. Siembra mixta y coberturas vegetales: La mezcla de diferentes cultivos o la plantación de coberturas vegetales puede proporcionar una diversidad de flores que atraen a los insectos.
  5. Reducción del uso de pesticidas: La reducción del uso de pesticidas, en particular aquellos dañinos para los insectos, puede ser fundamental para la supervivencia de los insectos polinizadores.
  6. Prácticas de gestión sostenible: Las prácticas agrícolas sostenibles, como la reducción de la exposición del suelo, la conservación del agua y la reducción de la contaminación, pueden mejorar la salud de los ecosistemas agrícolas.
  7. Instalación de colmenas: Para las abejas melíferas, la instalación de colmenas cerca de los campos agrícolas puede ayudar a aumentar la población de abejas y su actividad de polinización.
  8. Monitoreo e investigación: La recopilación de datos y la investigación sobre los insectos polinizadores y la salud de los ecosistemas agrícolas son fundamentales para desarrollar y adoptar estrategias efectivas.
  9. Educación y concienciación: Involucrar a los agricultores, propietarios de tierras y el público en general, en la importancia de la conservación de los insectos polinizadores puede ayudar a promover acciones a nivel local.

Las estrategias para fomentar los insectos polinizadores pueden variar según la región, el tipo de cultivo y las necesidades específicas del ecosistema local. Sin embargo, la promoción de la biodiversidad, la reducción del uso de pesticidas perjudiciales y la creación de hábitats adecuados suelen ser componentes clave de estas estrategias. La conservación de los insectos polinizadores es fundamental para una producción de alimentos sostenible y la salud de los ecosistemas agrícolas.

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