21 May IMPACTO AMBIENTAL DE LOS REFRIGERANTES Y NORMATIVA MEDIOAMBIENTAL CORRESPONDIENTE
El panorama medioambiental mundial cambió tras conocerse el efecto negativo que tiene el uso de refrigerantes y los países más industrializados han adoptado medidas para reducir y legislar el impacto ambiental de estos productos.
La Convención Marco de las Naciones Unidas define el Cambio Climático como:
“Cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos comparables”.
Dos procesos que potencian el cambio climático son el efecto invernadero y el agotamiento de la capa de ozono.
El Protocolo de Kioto surge como respuesta por la amenaza que supone el cambio climático y los problemas que las industrias mundiales plantean al medio ambiente. El objetivo del Protocolo de Kioto es reducir las emisiones totales de gases de efecto invernadero de los países desarrollados durante el periodo 2008/2012 al menos un 5% respecto a los niveles de 1990. El Protocolo de Kioto se centra en la reducción de emisiones de los siguientes gases de efecto invernadero:
- Dióxido de carbono (CO2)
- Metano (CH4)
- Óxido nitroso (N2O)
- Hidrofluorocarbonos (HFC)
- Perfluorocarbonos (PFC)
- Hexafluoruro de azufre(SF6)
A comienzo del año 1974, los químicos estadounidenses Sherwood Rowland y Mario Molina, demostraron que los clorofluorocarburos (CFC) destruyen la capa de ozono, cuya función es proteger la vida de los animales y las plantas de la radiación ultravioleta procedente del Sol. Por encima de los 29.000 metros, la radiación ultravioleta del sol incide sobre las moléculas de los CFC, rompiéndolas en átomos de cloro y dejando fragmentos residuales en el ambiente. Estos átomos se combinan con el ozono y forman óxido de cloro. El problema es que esta nueva molécula tiene la característica de tener un electrón sin pareja, lo que la hace muy reactiva. Esto produce una reacción en cadena: un solo átomo de cloro puede eliminar mas de cien mil moléculas de ozono.
El 16 de septiembre de 1987, 155 países se comprometieron a cumplir con las disposiciones del Protocolo de Montreal, cuyos objetivos son limitar, controlar y regular la producción, el consumo y el comercio de sustancias depredadoras de la capa de ozono.
Y…¿Cómo afecta todo esto al uso de refrigerantes?
La directiva 2006/40/CE obliga a sustituir, para nuevas homologaciones a partir del 1 de Enero de 2011, el actual R-134a, con un PCG de 1300, por otro gas con un PCG inferior a 150. No especifica que gas se debe emplear. El nuevo refrigerante debe cumplir los siguientes requisitos:
- PCG<150
- Rendimiento frigorífico similar o superior al actual R-134a
- Presiones de trabajo similares
- Precio equivalente
Cumplir estos requisitos favorecerá que no resulte necesario realizar importantes modificaciones en la concepción y diseño de los actuales circuitos de refrigeración, ni en el equipamiento de los talleres.
¿Con qué alternativas contamos?
Básicamente, se están constituyendo dos grandes grupos. Por un lado, los fabricantes franceses y americanos (liderados por Dupont y Honeywell) que están desarrollando equipos basados en el R-1234yf. Por otro lado, los fabricantes alemanes que optan por el CO2 (R-744).
Existe un tercer refrigerante, el R-152a que, aunque cumple los requisitos de la directiva, tiene el inconveniente de que es fácilmente inflamable. Clasificado por la ASHRAE como A2/A2.
Refrigerante | Ventaja | Desventaja |
R-1234yf | Es posible utilizarlo en los actuales sistemas de R-134a con unas mínimas modificaciones. | Se encuentra clasificado como “ligeramente infamable”, |
R-744 | Sustancia que se encuentra en la atmósfera, no ataca a la capa de ozono y su PCG=1 | Trabaja con presiones entre 70 y 80 bares a la salida del compressor |
R-152a | PCG=120 | Fácilmente inflamable |
Sea cual sea el tipo de gas que se imponga en un futuro inmediato, el taller deberá afrontar una serie de inversiones imprescindibles, como nuevas máquinas para recuperación, reciclado y recarga, así como detectores de fugas. Pasando por formación especifica para trabajar de manera responsable y segura con estos nuevos gases.
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