legionela

ESE MARAVILLOSO CHICLE LLAMADO LEGIONELLA

Desde DIDASCALIA E.G., queremos proponeros una cuando menos curiosa reflexión: “el día de la marmota”.
Ya sea a base del uso de productos corrosivos e incluso con clasificación toxicológica superior, la realidad es que una vez que nuestra «amiga», la legionela, entra en la instalación, lo hace para compartir un buen rato con nosotros.
Por desgracia, una parte importante de nuestras experiencias como técnicos en este campo consiste en la eliminación de la legionela una vez que hace acto de presencia en nuestros dominios.
Y es entonces cuando la analogía alcanza su punto más álgido. Es cuando se nos viene a la mente aquel momento en el que ese chicle se nos pego en la ropa, en el zapato, … Y no enontrábamos el momento de deshacernos de él.
La realidad nos demuestra que hace es más fácil y efectivo, el evitar que nuestra instalación dé un positivo, que conseguir volver esta a una situación de normalidad asegurada.
Llegado este momento, tiramos de artillería y sacamos todo nuestro potencial creativo y de conocimientos. Sin embargo y tras extenuadores y costosos esfuerzos, por fin, conseguimos devolver a la instalación a una situación de seguridad. El precio ha sido el empleo de sobredosis de oxidantes y corrosivos y un tiempo de incertidumbre (recordemos que la norma cifra los controles de comprobación a los 15 días, tras la desinfección, cuando de todos es sabido que el ciclo de nuestra «amiga» es de base decimal).
Respiramos aliviados ante la esperada analítica de confirmación. Por fin ha dado negativa. Sin embargo, pasado un tiempo volvemos a sentir la pesadumbre y el hartazgo. La presencia de corrosión nos anuncia el comienzo de un nuevo asalto y la posibilidad de revivir pesadillas pasadas. Y es que la vida da muchas vueltas, y a veces, sobre sí misma.
Hasta pronto.