18 Ago CUCARACHAS. TENEMOS UN NUEVO HUESPED
Debemos estar atentos. Desde hace cuatro o cinco años la península está siendo colonizada por una nueva especie de cucaracha la Supella Longipalpa, también conocida como cucaracha de banda marrón, por su colorido en alas y abdomen.
En principio se localizó en Madrid, Valencia y Cataluña, pero ya desde hace aproximadamente un año también se la comienza a detectar de forma habitual en la Costa del Sol y es que la globalización no conoce de fronteras.
Aunque, en principio, las especies que ya están instaladas mayoritariamente en la península (la germánica, la oriental y la americana) son más fuertes y dificultan que este nuevo “invitado” colonice nuevos hábitats, hay que tener en cuenta que tiene una serie de peculiaridades que la convierten en una plaga algo más complicada.
La Supella Longipalpa tiene un origen africano, suele medir entre 10 y 14 milímetros y como ya cité anteriormente se distingue fácilmente por su colorido en alas y abdomen. Una peculiaridad importante que debemos considerar para su control es que se trata de una especie que necesita menos humedad que el resto, por lo que no se va a limitar a colonizar cocinas y baños, pudiendo encontrarlas en salones, comedores y otras dependencias no húmedas. Además, se caracteriza por atacar materiales que no son alimentos. Pueden volar con temperaturas elevadas y depositan las ootecas en grietas y juntas, aunque en ocasiones pueden localizarse las ootecas en las zonas altas de las paredes.
Para su control, debemos tener presente su ciclo vital de entre 50 y 120 días dependiendo de la temperatura y que, habitualmente, no se agregan en grupos como sí le sucede a la germánica. Tienen cierta preferencia por los cuadros eléctricos y zonas calientes de las habitaciones.
De momento, el uso de gel está funcionando con esta nueva especie, aunque la aplicación debe realizarse de forma más generalizada para combatir por una parte la dispersión poblacional de esta cucaracha y por otro lado la respuesta irregular de la Supella frente a los atrayentes actuales que utilizan los geles insecticidas.
Algún consejo importante para que el tratamiento sea efectivo. Por una parte, no olvidemos, que si existe la más mínima competencia alimentaria, el gel es inútil, por lo que en primer lugar debe realizarse una limpieza exhaustiva para eliminar cualquier posible alimento que las “distraiga” del gel. Las medidas estructurales para evitar su ocultación tapando fisuras o roturas de materiales resultan treméndamente útiles. Finalmente, teniendo en cuenta que las ootecas se abren a los 20-30 días de desprenderse de la hembra, los tratamientos deben ser continuados cada 15-20 días ya que los insecticidas matarán adultos y larvas, pero no los huevos.
En fin, teniendo en cuenta la pervivencia de las cucarachas en general y de la fácil adaptación de la Supella Longipalpa en particular, nos tendremos que ir acostumbrando a convivir con ella y a conocerla para encontrar las mejores técnicas para su erradicación pues ,sin duda, en unos años la tendremos en toda la península.