EL CO2, EL MEJOR ALIADO EN LOS SISTEMAS DE REFRIGERACIÓN

Cuando leemos un titular o escuchamos hablar del dióxido de carbono, CO2, nuestra mente directamente nos lleva a pensar en temas como el cambio climático, la contaminación atmosférica o la etiqueta energética de algún equipo o aparato que utilizamos o acabamos de comprar (coche, electrodoméstico, etc.).

Y es lógico que nos ocurra esto porque, muchos de los índices o criterios de medición de impacto están basado en las emisiones de este gas. Por ejemplo, la huella de carbono mide en términos de emisiones de CO2 el impacto asociado a los productos o servicios que compramos o consumimos. Cuando se nos mencionan las ventajas de un proyecto con energías renovables, se nos indica el impacto positivo en toneladas de CO2 evitadas. Las ciudades abordan sus problemas de contaminación atmosférica hablando de las concentraciones de CO2, N02 u ozono. En las escuelas se explica que el problema del efecto invernadero se debe al aumento de emisiones de CO2 provocado por las actividades humanas.

Los mensajes de varios de los principales problemas ambientales se han centrado durante años en el CO2, por lo que es lógico que, de partida, sólo se piense en este gas con cierta connotación negativa. Sin embargo, quizás este artículo ayude a cambiar esta perspectiva.  No todo el mundo sabe que el CO2 se está consolidando como una alternativa real (con muchas ventajas) a los sistemas de refrigeración basados en el uso de hidrofluorocarburos (HFC), altamente contaminantes y sujetos a restricciones de uso.

¿Cuáles son sus principales ventajas frente a los sistemas tradicionales?

El uso del CO2 en aparatos de refrigeración está creciendo principalmente por las siguientes cuestiones:

  • Es más eficiente en términos energéticos que las alternativas (HFC, amoníaco). Tiene altos coeficientes de transferencia de calor y una alta conductividad térmica.
  • Su impacto sobre la capa de ozono es mucho menor, por lo que, con su uso, se contribuye a alcanzar los objetivos de reducción de emisiones marcados en las normativas europeas, en el ordenamiento jurídico nacional y en los acuerdos internacionales (París).
  • Es seguro, al no ser inflamable ni explosivo. Tampoco es tóxico.
  • Su coste es menor que el de los HFC y el NH3 y la carga impositiva asociada a su uso, también es menor. El Reglamento del Impuesto sobre los Gases Fluorados de efecto invernadero (RD 712/2022, de 30 de agosto) estableció que la fabricación e importación de los equipos precargados con estos gases y la primera carga en equipos nuevos (ya existía impuesto para equipos antiguos), se gravase con un impuesto, lo que encarece entre un 5-10% el coste de la instalación.
  • Son una alternativa en aquellos equipos para los que la Unión Europea ha establecido prohibiciones. En concreto, desde el año 2022 está prohibido su uso en mobiliario frigorífico y en instalaciones centralizadas de más de 40 kW.
  • Los costes de construcción (instalación) y mantenimiento también son menores. Esto es así porque, por ejemplo, los equipos con CO2 funcionan con tuberías más pequeñas (por su baja viscosidad tanto en líquido como en gas) y, además, no necesita el uso de condensadores o evaporadores.

¿Cómo funciona un sistema de refrigeración con CO2?

Existen diferentes tipos de sistemas:

  • Sistemas transcríticos: Son los que trabajan a presiones muy altas, lo que permite que el gas no cambie de estado en ningún momento durante los procesos de calentamiento y enfriamiento al lograr que la temperatura se mantenga por encima de su temperatura crítica (31º C aprox.). Estos sistemas generan un calor residual que puede ser aprovechado, por ejemplo, para el calentamiento del agua sanitaria (ACS). Es una aplicación muy útil para hoteles, restaurantes, piscinas, supermercados.
  • Sistemas subcríticos: En estos sistemas el CO2 si cambia de estado ya que al absorber calor se evapora. Después pasa estado líquido, al bajar la temperatura por debajo de la temperatura crítica. Esto ocurre a través de un proceso de compresión, que provoca la condensación.
  • Sistemas combinados (booster): Son sistemas con dos etapas de compresión, que combinan tanto los ciclos subcríticos como los transcríticos.
  • Sistemas de refrigeración con CO2 en cascada: Estos sistemas utilizan dos tipos de gases refrigerantes, el CO2 a baja temperatura y, en un segundo circuito, con otros gases refrigerantes como el HFC o el amoníaco.

El CO2, como se ha visto, puede ser un aliado muy útil y la mejor alternativa a los sistemas de refrigeración que, tradicionalmente, utilizaban HFC. Tanto la industria como el sector servicios necesita sistemas de refrigeración y la normativa, además, está obligando a buscar alternativas a los sistemas basados en los HFC y otros gases con altísimo impacto ambiental. Por ello, la demanda de profesionales que conozcan a fondo cómo funcionan los sistemas de refrigeración que utilizan el CO2, será cada vez mayor. Es el momento de apostar por la formación en este campo.

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