CLORO SALINO: EL BIOCIDA DE MODA PARA LA DESINFECCIÓN DE PISCINAS

Cada vez es mayor el número de usuarios que solicitan información sobre otros métodos de desinfección de piscinas. Esto se debe a que es de sobra conocido que el cloro que actualmente se utiliza en la mayor parte de piscinas puede ser perjudicial, no solo a nivel de deteriorar los tejidos, sino que además puede provocar dificultades respiratorias, un exceso de cloro aumenta las posibilidades de que un niño desarrolle síntomas asmáticos y provocar tos, pitidos y rinitis. Esto es así debido a que la sustancia más dañina para el sistema respiratorio, la cloramina, se genera por reacción entre el cloro, el agua y los fluidos orgánicos del cuerpo, como sudor, saliva y, especialmente, orina (tucanaldesalud.es, 2022).

Las alternativas eficaces que ofrece el mercado para para el tratamiento y desinfección del agua de las piscinas son desinfección con compuestos minerales (cobre o zinc), radiación ultravioleta, ósmosis inversa, filtración por diatomeas, ozono y cloración salina, siendo esta última la que ha visto incrementar su uso en los últimos años.

Proceso de cloración salina

La cloración es un procedimiento de esterilización y desinfección del agua mediante el uso de cloro o compuestos clorados. La acción germicida del cloro ataca las bacterias, mohos y algas erradicando su presencia. Con ello, se elimina las enfermedades trasferidas por el agua, como es el caso del cólera, la fiebre tifoidea, la disentería o la hepatitis A.

El cloro activo es el biocida generado en los equipos de cloración salina empleados para el tratamiento del agua en piscinas, además de ser empleado como desinfectante en otros sectores.

Un clorador salino utiliza el método consistente en añadir cloruro sódico, lo que comúnmente conocemos como sal (NaCI) al agua de nuestra piscina. Alrededor de unos seis kilogramos de sal por metro cúbico de agua para conseguir un tratamiento adecuado.

El proceso de electrólisis salina ocurre de la siguiente manera (outlet-piscinas, 2014):

  • Cuando el agua salada de nuestra piscina pasa a través del clorador.
  • La sal disuelta se transforma en hipoclorito sódico (NaCIO) que, disuelto en agua, resulta un potente desinfectante. Además, la célula generará automáticamente un cloro libre (Cl2) que no se degrada. Así evitando las indeseadas y tóxicas cloraminas, que se destruyen durante el proceso.
  • Este cloro, que se convertirá en sal otra vez, será capaz de erradicar las algas, bacterias y microorganismos patógenos que pudiéramos encontrar en el agua de nuestras piscinas.

Uso de la cloración salina como biocida

Estos equipos son utilizados e instalados desde hace años para realizar el tratamiento del agua en las piscinas, pero hasta mayo de 2021 la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) no incluyó el cloro activo en la lista de sustancias activas aprobadas como desinfectantes. El cloro activo como agente biocida se encontraba en revisión por parte de la ECHA, para estudiar posibles alteraciones endocrinas, problema que ha quedado descartado tras la correspondiente evaluación de riesgos realizada por el Comité de Productos Biocidas (CPB) sobre el uso del cloro activo en el tratamiento de piscinas. Mediante dicha evaluación han concluido que debido a las bajas dosis utilizadas no supone riesgos para la salud humana.

En este estudio se han evaluado los siguientes usos (ASOFAP, 2021):

  • Cloración de choque en piscinas de uso público.
  • Cloro activo como tratamiento de agua de forma regular en piscina de uso público.
  • Cloro activo como tratamiento de agua de forma regular en piscina de uso privado.

Tras realizar todas estas consideraciones, el CPB aprobó el uso del cloro activo generado por electrólisis del cloruro sódico como agente biocida, puesto que no incumple los criterios de aceptación del Artículo 51 del Reglamento (EU) 528/2012, relativo a la comercialización y uso de los biocidas, y no produce afectación endocrina definida en el Reglamento 2017/2100, que establece los criterios científicos para la determinación de las propiedades de alteración endocrina.

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