CALDERAS MURALES A GAS DE CONDENSACIÓN. APLICACIONES EN INSTALACIONES DOMÉSTICAS DE CALEFACCIÓN A BAJA TEMPERATURA

Introducción

A nadie escapa que en las actuales circunstancias socio/económicas que vivimos, con un alza desbocada en el IPC y unos costes energéticos nunca antes vistos, disponer de un sistema de calefacción capaz de aportar el confort necesario para las épocas de frío, aportando a la vez un ahorro muy importante tanto en consumo como en emisiones de gases nocivos a la atmósfera, es una opción que debemos tener muy en cuenta hoy en día y que es necesario evaluar por los motivos anteriormente indicados.

Normativa

Hasta hace unos años, el Reglamento para Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) obligaba al uso de calderas de condensación, exclusivamente, para el caso de nuevas instalaciones resueltas con calderas de gas.

Desde que en septiembre de 2015 se aprobara la normativa europea ErP, ya sólo se permite  fabricar y comercializar calderas de condensación para equipos de potencia igual o inferior a 400 kW.

Además, dicha normativa obliga a que las calderas de hasta 70 kW de potencia posean unos rendimientos estacionales superiores al 86%, que se corresponde con una calificación energética clase B, como mínimo.

Por tanto, a partir de dicha fecha toda instalación de caldera de gas (ya sea nueva instalación o reposición) de potencia inferior o igual a 70 kW, que es el caso de las instalaciones objeto de este artículo, debe llevarse a cabo con este tipo de calderas.

Caldera mural a gas de condensación

Una caldera mural es aquella que habitualmente va instalada en un paramento vertical mediante los elementos de fijación adecuados.

Por caldera de condensación se entiende a la que es capaz de extraer mediante condensación, gran parte del calor latente (aquel que se emplea en producir un cambio de estado) que se encuentra en forma de vapor de agua en los humos productos de la combustión.

Esto se consigue haciendo pasar el agua de retorno, antes de su entrada al intercambiador principal, por un intercambiador auxiliar colocado en el circuito de humos, lo que trae como consecuencia su precalentamiento y una notable disminución de la temperatura de los gases de combustión (que puede superar los 140º C en las calderas convencionales) hasta dejarla alrededor de 45°C o menos, aumentando su rendimiento y generando, al mismo tiempo, menos CO2 y adicionalmente reducir las emisiones de Nox.

Asimismo y gracias al especial diseño del conducto de extracción de humos y aspiración de aire para la combustión (tubo concéntrico), éste también llega precalentado al quemador, por lo que disminuye el consumo de gas contribuyendo también de esta forma a mejorar el rendimiento global del aparato.

El agua líquida producida en la condensación se reconduce a un desagüe mediante un tubo apropiado.

En la siguiente figura podemos ver un esquema de lo expuesto:

caldera-de-gas-de-condensación En comparación con las calderas convencionales, las calderas de condensación consiguen un ahorro en el consumo de energía que puede llegar hasta el 30% , reduciendo hasta en un 70%, las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2).

La mayoría de calderas de condensación del mercado alcanzan la Clase 5 en cuanto a emisiones de NOx (máxima clasificación según EN 297/A).

Para entender mejor las cifras de rendimiento de las calderas de condensación, conviene explicar los términos PCI y PCS.

El poder calorífico inferior (PCI) representa la cantidad de calor que se puede obtener quemando una cierta cantidad de combustible (sólido, líquido o gaseoso). Con este valor de referencia, los productos de combustión están presentes en estado gaseoso.

El poder calorífico superior (PCS) contiene, en comparación con el poder calorífico inferior, un porcentaje de energía añadido en forma de calor latente (entre un 10 y un 12%) extraído del vapor de agua presente en los humos, lo que provoca su condensación.

Utilizando el PCI para medir el rendimiento de este tipo de calderas conseguimos rendimientos superiores al 100% pero, con la aplicación de la Directiva ErP el criterio de cálculo para obtener los rendimientos ha cambiado, ya que exige tomar como referencia el PCS.

De esta forma y al ser el PCS>PCI, las calderas de condensación alcanzan un rendimiento de entre el 97 y el 98%, aproximadamente.

En el siguiente enlace podemos ver un video explicativo que nos ayudará a entender cómo funciona una caldera de condensación: https://www.youtube.com/watch?v=XxcaOgFB4nY

La caldera a gas de condensación como alternativa para sistemas de calefacción a baja temperatura

Debido al hecho de que una caldera de condensación aporta más rendimiento cuanto más condensa interesa que la temperatura del agua de retorno sea lo más pequeña posible, ya que mayor será el porcentaje de condensación producido y por tanto, mayor será el rendimiento de la caldera.

Es principalmente por este motivo por lo que las instalaciones de calefacción a baja temperatura son idóneas para trabajar conjuntamente con estos aparatos.

Entre ellas, cabe mencionar las instalaciones de suelo radiante y las de radiadores de baja temperatura.

Se pueden ver las características de estas instalaciones y de sus equipos asociados en estos artículos publicados en nuestro Blog:

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