Sindrome burnout

BURNOUT. RECONOCIDA POR LA OMS COMO ENFERMEDAD PROFESIONAL

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales considera daños derivados del trabajo las enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo. En esta definición están incluidos los accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y otros daños o patologías inespecíficas, como el estrés, la fatiga laboral, el envejecimiento prematuro, mobbing o acoso laboral y el Síndrome de Burnout.

En estas patologías, existe una influencia o relación con el trabajo. La constituyen las enfermedades del trabajo, enfermedades que se agravan con el trabajo, pero en su desarrollo intervienen la idiosincrasia o las condiciones personales del trabajador y las condiciones medioambientales no laborales de tal forma que no todos padecen la enfermedad y las enfermedades relacionadas con el trabajo, patología relacionada epidemiológicamente con el trabajo, que no tiene consideración de enfermedad profesional.

El Síndrome de Burnout es denominado o conocido como el Síndrome del quemado que conlleva un desgaste y agotamiento emocional, una reducción de la productividad, la despersonalización y una menor realización personal que se produce por diversas causas, en las personas que trabajan en contacto directo con usuarios o clientes, trabajadores que viven una situación de estrés y ansiedad continuada.

Se trata de un trastorno cada vez más conocido y diagnosticado, que combina factores de riesgo personales con factores de riesgo relacionados con la organización. De hecho, es uno de los principales problemas de salud mental y la antesala de muchas patologías psíquicas.

El trabajador pasa por diversas fases desde relación laboral con la organización: fase inicial de entusiasmo y energía, fase de estancamiento profesional, fase de frustración, de desilusión o desmoralización, fase de apatía, y por último, la fase de quemado o de colapso emocional. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 36% de los empleados trabaja en exceso. Y este es uno de los motivos para sufrirlo junto con largas jornadas de trabajo, conflictos internos, malas condiciones laborales o desequilibrio entre la vida laboral, social y familiar.

El Burnout fue catalogado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un riesgo laboral en 2019, incluyéndose en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), cuya entrada en vigor será a partir del 1 de enero de 2022.

Por lo tanto, a partir de esta fecha, la OMS reconocerá esta dolencia como enfermedad profesional.

Algunas de las consecuencias del Síndrome de Burnout que se pueden describir tanto para el trabajador como para la organización para el trabajador del Síndrome de Burnout son:

Consecuencias para el trabajador

  • Psicosomáticos: cansancio hasta el agotamiento y malestar general (que, a su vez, median en deterioro de la calidad de vida), fatiga crónica y alteraciones funcionales en casi todos los sistemas del organismo (cardiorrespiratorio, digestivo, reproductor, nervioso, reproductivo, etc.) con síntomas como dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, molestias y dolores musculares, hipertensión, crisis de asma, etc.
  • Conductuales: conducta despersonalizada en la relación con el cliente, absentismo laboral, desarrollo de conductas de exceso como el abuso de barbitúricos, estimulantes y otros tipos de sustancias (café, tabaco, alcohol, etc.), cambios bruscos de humor, incapacidad para vivir de forma relajada, incapacidad de concentración, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas hiperactivas y agresivas.
  • Emocionales: predomina el agotamiento emocional, síntomas disfóricos, distanciamiento afectivo como forma de autoprotección, ansiedad, sentimientos de culpabilidad, impaciencia e irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, sentimiento de soledad, sentimiento de alienación, sentimientos de impotencia, desorientación, aburrimiento, vivencias de baja realización personal, sentimientos depresivos.
  • Actitudinales: actitudes de desconfianza, apatía, cinismo e ironía hacia los clientes de la organización, hostilidad, suspicacia y poca verbalización en las interacciones.
  • Sociales y de relaciones interpersonales: actitudes negativas hacia la vida en general, disminuye la calidad de vida personal, aumento de los problemas de pareja, familiares y en la red social extralaboral del sujeto (debido a que las interacciones son hostiles, la comunicación es deficiente, no se verbaliza, se tiende al aislamiento, etc.).

Consecuencias para la organización

En el caso del entorno laboral, el síndrome del quemado se manifiesta en un deterioro de la comunicación y de las relaciones interpersonales (indiferencia o frialdad con las personas con las que trabaja); disminuye la capacidad de trabajo, disminuye el compromiso, bajan el rendimiento y la eficacia, se da un mayor absentismo y una mayor desmotivación, aumentan las rotaciones y los abandonos de la organización, resulta muy afecta da la calidad de los servicios que se presta a los clientes, surgen sentimientos de desesperación e indiferencia frente al trabajo, se produce un aumento de quejas de usuarios o clientes, etc.

Esta patología, no se debe confundir con el estrés laboral propiamente dicho. Se considera al burnout como una de las posibles respuestas al impacto acumulativo del estrés laboral crónico, en contextos de servicios humanos.

ESTRÉS BURNOUT
Sobre implicación en los problemas Falta de implicación
Hiperactividad emocional Embotamiento emocional
El daño fisiológico es el sustrato primario El daño emocional es el sustrato primario
Agotamiento o falta de energía física

Agotamiento afecta a la motivación y a la energía psíquica

La depresión puede entenderse como reacción a preservar las energías físicas

La depresión en burnout es como una pérdida de ideales de referencia – tristeza

Puede tener efectos positivos en exposiciones moderadas (eustrés) El SQT sólo tiene efectos negativos

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