EL AGUA, UN RECURSO ESCASO QUE REQUIERE LA MEJOR GESTIÓN

El cambio climático es algo ya irreversible. Los fenómenos extremos en las temperaturas y las precipitaciones son cada vez mayores y los diferentes escenarios que se barajan para las próximas décadas predicen, todos ellos, que cada vez se contará con menos recursos hídricos. De hecho, la situación actual ya preocupa y sectores económicos como la agricultura o la ganadería empiezan a ver que la falta de agua es ya un problema estructural. Tampoco ayuda que, como indican desde la AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), los veranos incrementan su duración a razón de 10 días por década o el descenso de la escorrentía superficial en todas las cuencas, que está incluso por encima del 12% en cuencas como la del Tajo o el Guadiana al comparar el periodo de años 1940/41-2017/18 con 1980/81-2017/18.

Planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027)

Las administraciones públicas son conscientes y saben que deben adaptarse a esta nueva realidad. Prueba de ello está en los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) que han sido elaborados para reorientar la gestión del agua atendiendo al compromiso de transición ecológica adquirido a través del Pacto Verde Europeo y para favorecer la adaptación al cambio climático. Por ello, se han elaborado incluyendo un apartado específico dedicado a las medidas de adaptación al cambio climático donde, entre otros contenidos, se identifican los riesgos que afectan a los ecosistemas acuáticos y a los ecosistemas terrestres que están asociados a las masas de agua. Y para evaluar dichos riesgos se han analizado, en cada demarcación hidrográfica los impactos del incremento en la temperatura del agua en variables como la pérdida de hábitats de especies piscícolas de aguas frías, el descenso en el oxígeno disuelto o el impacto en bioindicadores (macroinvertebrados).

Los nuevos planes también incluyen una medida que deberán acometer; la elaboración de un plan de adaptación al cambio climático en la demarcación hidrográfica que esté en consonancia con las líneas de acción del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC).

Los planes hidrológicos del tercer ciclo suponen, en definitiva, un cambio de tendencia respecto a la utilización de los recursos hídricos ya que se plantean una reducción del 15% en el uso del agua de aquí a 2050, por lo que la eficiencia en el uso del agua se convierte en una prioridad. Hasta el momento la dinámica había sido la contraria, planteando escenarios con tendencias crecientes en el uso del agua.

Nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación

La mayor escasez de agua también preocupa por el riesgo de desertificación, que en el caso de España afecta al 74% del territorio. Por ello, el 17 de junio, Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía se presentó en un acto institucional la Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación (ENLD), recién aprobada, en la que se han identificado las causas que la están provocando (intensificación de agricultura y ganadería, sobreexplotación, incendios forestales, etc.) y en la que se plantean tanto medidas preventivas como de restauración de las zonas degradadas. La ENLD plantea cinco escenarios principales afectados:

  • Cultivos afectados por la erosión.
  • Zonas de regadío afectadas por la desertificación.
  • Paisajes asociados a la intensificación insostenible de la ganadería
  • Terrenos agrícolas abandonas
  • Bosques con insuficiencia de gestión.

El papel de los profesionales en la gestión del agua

El agua siempre ha sido un recurso natural clave, pero en el futuro lo será aún más. Los profesionales que desarrollan su cometido, o pretendan hacerlo, en torno a la gestión del agua serán cada vez más demandados. Pero deberán ser perfectos conocedores del funcionamiento del ciclo hidrológico, de los ecosistemas acuáticos, de los usos principales que afectan a este sector, de los actores y aspectos que influyen en la gestión de las cuencas o de la normativa de referencia. Igualmente, deberán conocer cómo llevar a cabo el control de la contaminación y contar con conocimientos sobre las infraestructuras y obras hidráulicas que permitan su gestión.

También serán demandados para llevar a cabo la gestión del agua en pequeñas y medianas empresas y para reducir la huella hídrica de los bienes y servicios que ofrecen. Para ello tendrán que conocer bien los usos que se llevan a cabo dentro de la empresa para, posteriormente, poder realizar un plan de gestión que reduzca el consumo  de agua y el gasto económico asociado.

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