
19 May ELECTRICIDAD Y FORMACIÓN: UN DÚO ESENCIAL PARA EL TRABAJO SEGURO
En el ámbito profesional, la electricidad es una herramienta imprescindible para el funcionamiento de la industria y los servicios, pero también un riesgo latente si no se maneja con el conocimiento adecuado. Su mal uso puede derivar en fallos operativos, accidentes graves e incluso pérdidas humanas.
La formación no es solo un requisito normativo, sino la base sobre la que se construye un entorno de trabajo seguro y eficiente; es el pilar sobre el que se construye la seguridad en cualquier entorno. No basta con conocer las regulaciones o disponer de equipos de protección personal (EPP); la verdadera seguridad depende de una combinación de formación continua, experiencia práctica y la aplicación rigurosa de protocolos de prevención.
Este artículo no solo expone los principios fundamentales de la seguridad eléctrica, sino que proporciona información clave basada en la experiencia profesional, abarcando aspectos que rara vez se encuentran en los manuales. A través de ejemplos concretos y consejos prácticos, se abordarán los errores más comunes, la importancia del uso correcto de los EPP y las estrategias para minimizar riesgos en el trabajo con instalaciones eléctricas.
La formación como primera línea de defensa
¿Sabías que el 80% de los accidentes eléctricos se deben a errores humanos? Esto nos dice que, más allá de la calidad de los equipos o la implementación de medidas de seguridad pasivas, el conocimiento y la preparación del trabajador son los factores más determinantes en la prevención de incidentes.
Los accidentes eléctricos no suelen deberse a la falta total de conocimientos, sino a un exceso de confianza, omisión de pasos críticos o aplicación incorrecta de procedimientos. Un pequeño descuido, como no verificar la ausencia de tensión antes de manipular un circuito, puede derivar en una situación de alto riesgo. Sin una formación adecuada y continua, incluso la tarea más rutinaria puede convertirse en un peligro latente.
Para garantizar una seguridad real en el trabajo con electricidad, es fundamental tener en cuenta los siguientes aspectos:
- La teoría no es suficiente: La formación debe ir más allá de los conocimientos normativos e incluir simulaciones prácticas de fallas eléctricas, ejercicios con equipos en condiciones reales y entrenamientos en la resolución de problemas en tiempo real.
- La memoria muscular salva vidas: La repetición sistemática de los protocolos de seguridad en entrenamientos permite que, en una situación de emergencia, la respuesta sea automática e instintiva, reduciendo el margen de error humano.
- Preparación para condiciones adversas: Los simulacros de fallos eléctricos en escenarios realistas (espacios confinados, iluminación deficiente, ruido ambiental, entre otros) son esenciales para que el personal aprenda a responder eficazmente en circunstancias desafiantes.
“La formación no debe considerarse un evento aislado, sino un proceso continuo de actualización y práctica. La tecnología y las regulaciones evolucionan, y con ellas deben evolucionar también las habilidades de quienes trabajan con electricidad”.
Más allá de la Normativa: Lo que no te dicen los manuales
Las normativas como la NFPA 70E, el RD 614/2001 en España, o la OSHA 1910.333 en EE.UU. establecen los requisitos mínimos para la seguridad eléctrica en entornos laborales. Sin embargo, aunque son fundamentales, no siempre contemplan todos los aspectos prácticos que solo la experiencia en campo puede revelar.
Las auditorías de seguridad eléctrica han permitido identificar errores recurrentes que no suelen estar explícitamente detallados en la normativa, pero que representan riesgos significativos. Entre los más comunes se encuentran:
- Falta de secuencia lógica en desconexión: No es solo apagar un interruptor, sino entender la jerarquía de cargas y circuitos. Un corte de tensión mal planificado puede generar sobrecargas inesperadas o incluso dejar equipos críticos sin alimentación, comprometiendo la seguridad de la instalación.
- Errores en el uso de guantes dieléctricos: Un pequeño poro o grieta puede anular completamente su protección. Antes de cada uso, se recomienda inflarlos y revisarlos visualmente, asegurándose de que no presenten defectos que puedan poner en riesgo al operario.
- Desconocimiento de «puntos calientes» en tableros eléctricos: Aunque una inspección visual no revele anomalías, ciertas conexiones pueden estar sobrecalentándose, lo que incrementa el riesgo de incendios o fallos en el sistema. Las inspecciones termográficas han demostrado ser una herramienta clave para detectar sobrecargas no previstas en el diseño.
- El efecto de la humedad en las protecciones: Una instalación eléctrica correctamente calculada puede fallar si no se consideran las condiciones ambientales. Las fugas de corriente provocadas por la humedad pueden reducir la efectividad de los dispositivos de protección y generar riesgos de electrocución o cortocircuitos.
Recomendación práctica: “Realiza inspecciones termográficas periódicas en equipos críticos para detectar puntos calientes antes de que deriven en problemas mayores. En muchas ocasiones, un tornillo flojo en una conexión puede pasar desapercibido en una revisión convencional, pero puede ser la causa de un sobrecalentamiento que desencadene una falla catastrófica”.
Equipos de Protección Personal (EPP): ¿Realmente se utilizan bien?
El uso de Equipos de Protección Personal (EPP) es obligatorio en entornos de riesgo eléctrico, pero su efectividad depende no solo de disponer de ellos, sino de utilizarlos adecuadamente y mantenerlos en óptimas condiciones. En muchas ocasiones, se confía excesivamente en estos equipos sin realizar las inspecciones necesarias, lo que puede generar una falsa sensación de seguridad.
Un ejemplo claro es que muchos profesionales llevan guantes dieléctricos, pero, ¿sabías que deben inspeccionarse antes de cada uso? Un pequeño poro anula completamente su efectividad y esto puede ser la diferencia entre una protección efectiva y una descarga letal.
Otro error común son los cascos dieléctricos. Un casco que ha estado expuesto a químicos o a temperaturas extremas puede perder su capacidad de aislamiento, aunque visualmente parezca en buen estado.
Además, la falta de mantenimiento de herramientas aisladas como un destornillador con la protección desgastada pierde su capacidad dieléctrica.
En otros casos, la confianza excesiva en los EPP. Estos no sustituyen las medidas preventivas. Usar guantes dieléctricos no protege si previamente no se ha verificado la ausencia de tensión con un detector homologado. La seguridad no depende de un solo factor, sino de un conjunto de acciones preventivas bien ejecutadas.
Consejo de Seguridad clave: “No confiar únicamente en la inspección visual de los EPP. Se deben realizar pruebas periódicas con equipos certificados para garantizar su correcto funcionamiento. Un equipo de protección mal mantenido puede generar un riesgo mayor que no llevarlo.
La seguridad eléctrica no se basa solo en llevar los EPP adecuados, sino en usarlos correctamente, mantenerlos en óptimas condiciones y combinarlos con una metodología de trabajo segura y preventiva. La prevención salva vidas”.
La falsa confianza y el peligro del «Yo sé cómo hacerlo»
Uno de los mayores enemigos de la seguridad eléctrica es el exceso de confianza. A menudo, los profesionales con años de experiencia tienden a subestimar ciertos riesgos, lo que puede llevarlos a omitir pasos críticos en los procedimientos de seguridad.
Uno de los errores más comunes es no verificar la ausencia de tensión con un medidor antes de intervenir en un circuito. Suponer que un sistema está desconectado sin una comprobación real puede tener consecuencias fatales. La rutina y la confianza en la propia experiencia pueden jugar en contra si no se mantiene un protocolo estricto.
Algunos errores frecuentes asociados al exceso de confianza son:
- No usar el detector de tensión antes de tocar un circuito.
- Realizar conexiones o desconexiones sin seguir un procedimiento seguro.
- Omitir el uso de EPP adecuado en ciertas tareas “simples”.
- Subestimar los efectos de una descarga eléctrica en condiciones adversas (humedad, espacios confinados, equipos con corriente residual).
“Antes de cualquier intervención, se recomienda utilizar listas de verificación (checklists). No importa cuánta experiencia tengas, seguir un protocolo estructurado minimiza errores, refuerza la seguridad y garantiza un trabajo eficiente. ¡La seguridad nunca es opcional! Un solo descuido puede marcar la diferencia entre un día de trabajo exitoso y un accidente grave. El conocimiento y la experiencia deben ir siempre de la mano de la disciplina y el cumplimiento riguroso de los procedimientos de seguridad”.
Y recuerda, la Seguridad es un compromiso continuo
La seguridad eléctrica no se alcanza simplemente con la obtención de una certificación; es un proceso de mejora continua. Las tecnologías avanzan, las normativas se actualizan y, con ellas, los riesgos y desafíos evolucionan. Un profesional bien preparado no solo conoce la teoría, sino que mantiene una actitud proactiva ante la seguridad, aplicando buenas prácticas y actualizando sus conocimientos de manera constante.
Invertir en formación no es un gasto, sino una estrategia para salvar vidas, evitar accidentes y reducir costos innecesarios por fallas en equipos o interrupciones en la operación.
Un trabajador bien formado no solo es más seguro, sino también más eficiente y confiable. La seguridad no solo protege al individuo, sino que también mejora la productividad y el desempeño del equipo de trabajo.
La electricidad no perdona errores. La mejor herramienta de un profesional es el conocimiento, y su mayor responsabilidad, la seguridad.
Formación en Electricidad y Prevención
Si buscas formación sobre Electricidad y Electrónica, en Didascalia EG contamos con multitud de Cursos homologados. Por supuesto, estos cuentan siempre con módulos específicos de Prevención de Riesgos, aspecto clave en este sector. ¡No dudes en echarle un vistazo a nuestro Catálogo de Cursos!