13 Oct BIOMASA, EL COMBUSTIBLE RENOVABLE DEL PRESENTE Y DEL FUTURO
El término biomasa se refiere a toda la materia orgánica que proviene de las plantas, árboles y desechos de animales que son susceptibles de aprovecharse para generar energía, a las que denominamos “bioenergías”.
Así, se consideran biomasa, entre otros: la leña, las astillas, los pellets (pequeños cilindros de materia vegetal triturada y comprimida), las cáscaras de frutos secos (almendras, piñones, etc.) o los biocombustibles tales como el biodiesel, el bioetanol y el biogás.
Principalmente, se utilizan como fuente de biomasa los residuos agrarios (agrícolas, forestales y ganaderos), industriales (provenientes de industrias agrarias, como los huesos de aceituna o las cáscaras de almendra) y urbanos (parte orgánica de los residuos sólidos urbanos y lodos de depuradoras), así como los denominados “cultivos energéticos” (cardo, caña de azúcar, girasol, maíz, chopo, etc…)
Son múltiples las ventajas que aporta el uso de las mismas al medioambiente, y cómo pueden ayudarnos a ralentizar el cambio climático, tan preocupante actualmente por el excesivo aumento de las emisiones de CO2 y de otros gases que incrementan el efecto invernadero y las graves consecuencias que esto conlleva.
Principalmente por este y otros motivos, todos los países industrializados han tomado conciencia de su importancia presente y futura como fuente de energía limpia, renovable y barata, por lo que han desarrollado leyes tendentes a regular y obligar a su creciente uso en las próximas décadas, teniendo muy en cuenta que, a pesar de ser un recurso abundante en la Naturaleza, su consumo siempre debe ser inferior a su capacidad de regeneración.
El impulso a la biomasa en Europa. Postura de la UE
La situación energética internacional y la creciente conciencia medioambiental de la sociedad actual parecen señalar a un repunte de la importancia de la biomasa como fuente energética en el que la Unión Europea pretende colocarse a la cabeza.
Actualmente, aporta el 60% de todo el consumo de energía renovable en la UE, lo que representa más del 10 % del consumo de energía total.
La UE reitera que la biomasa es una alternativa de presente y futuro y sostiene que su ejemplar compromiso con el respeto al medioambiente y a no favorecer el avance del cambio climático, debería inspirar a otros sectores de la economía a implementar y respetar criterios similares, limitando en lo posible el uso de recursos naturales no renovables y emisiones de CO2 a lo largo de sus cadenas de suministro, incluidas las importaciones de combustibles fósiles y alimentos.
De la misma forma avala, sin lugar a duda, el uso de biomasa leñosa obtenida de forma sostenible, tanto la que proviene de residuos de la industria maderera como la obtenida directamente de los aprovechamientos forestales.
Su uso, en ningún caso conduce a la deforestación, sino que contribuye a todo lo contrario y además, reduce el riesgo de incendios y plagas.
El sector forestal tiene claro que destinar los árboles de bajo valor a generar energía renovable que sustituya a los combustibles fósiles, permite costear parte de los trabajos de mejora de las masas forestales europeas a medio y largo plazo.
Es fundamental que la opinión pública conozca que la implementación de los criterios de sostenibilidad de la Directiva europea sobre energías renovables (REDII), que comenzó a mediados del presente 2021 y que fija en el 32% el porcentaje de renovables en el mix energético europeo para el año 2030, aporta garantías extraordinarias y por otro lado completamente necesarias, en el uso de biomasa como fuente de energía.
Destacar que España es el tercer país con mayor recurso absoluto de biomasa de la UE y que, sin embargo, estamos a la cola en consumo biomásico (consumo/millón de hab), por lo resulta indispensable adaptar las directivas europeas a la mayor brevedad y dotar al sector de los mecanismos necesarios para potenciar al máximo su uso.
El sector de las Energías Renovables es una fuente de empleo con una gran demanda laboral. Estudios realizados sobre el papel que juegan estas tecnologías en el desarrollo socio económico, confirman que la biomasa supone riqueza y empleo estable para las zonas donde se establece.
Con el esfuerzo tanto de entidades públicas como privadas y con el impulso dado por las distintas Administraciones, podemos asegurar que el presente de las bioenergías es alentador, augurándose un futuro próximo aún más halagüeño del que todos, especialmente nuestro planeta, saldremos beneficiados.
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