05 Jul CULTURA DE SEGURIDAD ALIMENTARIA: TODOS SOMOS LOS PROTAGONISTAS
En los últimos años, la Seguridad Alimentaria ha experimentado un auge exponencial. Los controles por parte de las autoridades sanitarias, así como de las entidades de certificación, se vuelven cada vez más exigentes. Disponer de un sistema de autocontrol APPCC es obligatorio para todas las empresas del sector agroalimentario, desde pequeñas panaderías hasta grandes industrias.
Pero más allá de lo estrictamente obligatorio por Ley, tenemos los estándares de Calidad basados en IFS, BRC o similares, que siempre van por delante con un nivel de exigencias todavía mayor.
De esta forma disponer de estos estándares, que no son obligatorios por Ley, sirven para corroborar que la seguridad alimentaria se lleva a cabo con el nivel más elevado posible. Además, estos estándares son requeridos muchas veces, y cada vez más, por las grandes cadenas de distribución alimentaria, razón por la cual las empresas cada vez más optan por estos sistemas. Esto supone un gasto que se debe ver como una inversión, ya que disminuyen los costes de la no calidad, mejora la imagen de la empresa y da más fiabilidad para los clientes, por lo que económicamente es un gasto que se recupera con creces.
La calidad y las exigencias del cliente evolucionan constantemente, y así lo hacen también los estándares de calidad, que incorporan novedades en cada versión que se publica. Estas novedades van acorde siempre a la evolución de la técnica y están enfocadas a un mayor control del cumplimiento de los planes de higiene y trazabilidad.
Una de estas novedades, que fue inicialmente testeado con la versión piloto de BRC, pero que ya en las últimas versiones de IFS, FSSC 22000 y BRC, se ha establecido, es lo que se denomina Cultura de Seguridad Alimentaria.
Sin duda este concepto tan novedoso ha supuesto una pequeña revolución, y sobre todo un cambio de mentalidad respecto a lo que tradicionalmente se venía realizando para la seguridad alimentaria. Se define la Cultura de Seguridad Alimentaria como:
Las actitudes, valores y prácticas de una empresa que estén relacionadas con la producción de alimentos inocuos y que se transmite a sus empleados.
A partir del momento en que se implanta una cultura de seguridad alimentaria, se asciende un nuevo escalón, ya que todos los empleados adquieren un protagonismo para remar en la misma dirección en cuanto a la seguridad alimentaria.
Realmente, ya no se trata de cumplir las normas porque sí o porque así lo establece el Departamento de Calidad.
La cultura de Seguridad Alimentaria trata de proponer unos valores a todos los empleados, con el fin de que comprendan la importancia de su trabajo y de cómo las buenas prácticas pueden beneficiarles. De esta manera se consigue que el trabajador tenga un comportamiento proactivo y participativo, aparte de conseguir una motivación extra en él, ya que se sentirá protagonista y verá más sentido a su trabajo.
Con la irrupción de la Cultura de Seguridad Alimentaria, se debe rediseñar el concepto de formación, ya que ya no son simples cursillos de Manipuladores de Alimentos que hay que hacer porque lo manda la legislación, sino que la formación debe ser adaptada a cada puesto de trabajo y, sobre todo, a cada empresa. No podemos exigir a los trabajadores una cultura de seguridad alimentaria si no tienen una formación adecuada y adaptada a su puesto de trabajo, porque no entenderían el porqué de lo que hacen.
En Didascalia somos conscientes de la importancia de la Cultura de Seguridad Alimentaria, y por eso incluimos en nuestra cartera numerosos módulos formativos en materia de Seguridad Alimentaria, adaptada siempre a las últimas tendencias y exigencias del mercado.
Puedes consultarlos aquí.