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PLAGAS Y VECTORES DE TRANSMISIÓN DE ENFERMEDADES

Mosquitos, moscas, piojos, cucarachas, roedores, pulgas, caracoles acuáticos, flebotonos, chinches triatomineas, garrapatas son ejemplos de vectores de plagas más o menos conocidos, que provocan más del 17% de todas las enfermedades infecciosas, causando al año más de 700.000 defunciones.

A escala mundial, la situación es realmente alarmante, se estima que:

  • Más de 3.900 millones de personas están en riesgo de contraer dengue, con una incidencia de unos 96 millones de casos anuales.
  • 400.000 defunciones anuales a causa del paludismo. La mayoría menores de cinco años.
  • Cientos de millones de personas afectadas en todo el mundo por la enfermedad de Chagas, Leishmaniasis o la Esquistosomiasis.

Los vectores son organismos vivos con la capacidad de transmitir una enfermedad infecciosa de animales a personas o bien entre personas. Algunos de estos vectores son insectos hematófagos que ingieren los patógenos junto con la sangre de una persona o animal infectado, inoculándolo posteriormente a un nuevo portador.

La mayoría de estas enfermedades tienen una mayor incidencia en las poblaciones más pobres, concentrándose en muchos casos en zonas tropicales. Hemos asistido en los últimos años a grandes brotes de Zika, ébola, fiebre amarilla, dengue, paludismo y fiebre chikungunya causando un gran número de defunciones y colapsando los sistemas de salud de muchos países.

Con frecuencia, desde los países desarrollados, este tipo de enfermedades se ven como algo que sucede en zonas deprimidas, pudiendo llegar a pensar que “estamos a salvo” pues ocurre siempre lejos. Si bien estas enfermedades que se transmiten por vectores están condicionadas en muchos casos por factores demográficos, medioambientales y sociales, no podemos olvidar que, con el fenómeno de la globalización, los viajes, el comercio internacional, los problemas medioambientales pueden facilitar la propagación de este tipo de enfermedades.

En España estamos viendo como, cada vez con más frecuencia, aparecen noticias de especies no autóctonas que aparecen y en muchos casos son causantes de enfermedades. Además, cambios en las prácticas agrícolas provocados por las variaciones de temperatura y los cambios pluviométricos, facilitan la propagación de las enfermedades transmitidas por vectores. Sin embargo, además del esfuerzo por parte de los agentes implicados para evitar la entrada de estos vectores desde el exterior, hemos de continuar y potenciar el esfuerzo para controlar también los vectores autóctonos donde las empresas de control de plagas tienen una labor muy importante, pero es necesaria la colaboración de la administración pública y los agentes privados implicados.

Conscientes del problema que representa la propagación de estas enfermedades, la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la respuesta no debe centrarse sólo en la respuesta ante los brotes que aparezcan, sino que el esfuerzo debe orientarse al control de los vectores de transmisión, es decir, en el control de los organismos capaces de transmitir enfermedades.