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LEGIONELLA. ¿INSTALACIONES DE MENOR PROBABILIDAD?

Como todos sabemos en el Real Decreto 865/2003 se realiza una clasificación de las instalaciones donde es de aplicación. En esta clasificación tenemos dos grupos:

  • Instalaciones con mayor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella:
    1. Torres de refrigeración y condensadores evaporativos.
    2. Sistemas de agua sanitaria con acumulador y circuito de retorno.
    3. Sistemas de agua climatizada con agitación constante y recirculación a través de chorros de alta velocidad o la inyección de aire.
    4. Centrales humidificadoras industriales.
  • Instalaciones con menor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella. El resto.

Pues bien, debo reconocer que no estoy para nada de acuerdo con esta clasificación ya que, a la vista de los resultados, resulta contraproducente.

A los hechos me remito. Si atendemos a los últimos años, tirando de memoria, los brotes más mediáticos y que más víctimas han provocado han estado asociados a instalaciones de “menor probabilidad” de proliferación y dispersión de Legionella. A saber:

  • 2014: Brote en Sabadell y Ripollet, 48 afectados y 10 fallecidos, el origen parece estar en los camiones de baldeo.
  • 2015: Brote en Manzanares, más de 200 afectados, 86 hospitalizados y 5 fallecidos. El origen apunta a una fuente pública situada frente a la estación de autobuses.

La clasificación de “menor probabilidad” induce a error, pues nos relajamos. Aquí nos metemos todos, los que están a cargo del mantenimiento de las instalaciones y la propia inspección.

Tal y como yo lo veo, todas las instalaciones implican riesgo por lo que, de realizar una clasificación sería en los dos grupos siguientes:

  • Instalaciones bien mantenidas o instalaciones seguras.
  • Instalaciones mal mantenidas o instalaciones peligrosas.

Si ya de entrada se realiza una clasificación en la que denominamos a las instalaciones como de menor probabilidad, de forma implícita estamos incitando a una cierta relajación en el control de las mismas. Por el contrario, si todas las instalaciones estuvieran incluidas en el mismo grupo como instalaciones de riesgo, sin más divisiones, todas tendrían la misma consideración, donde la única diferencia estribaría en que habrá instalaciones donde el control es más estricto y exhaustivo que en otras, donde el control implicará menos operaciones o bien las mismas, pero con menor periodicidad.

Al final, se trata de una labor pedagógica y de concienciación hacia todos los actores implicados para conseguir que, de entrada, se consideren todas las instalaciones por igual, evitando relajaciones que al final acaban por dar problemas en demasiadas ocasiones.