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Hay una masa de universitarios que el mercado no digiere: la alternativa debe ser la FP

  • LA EMPRESA TIENE QUE ENTENDER QUE ES UN AGENTE ACTIVO EN LA EDUCACIÓN
  • LA FP DEBE CONSTRUIRSE UN PRESTIGIO PARA CONVERTIRSE EN UNA ALTERNATIVA

La educación es uno de los mayores retos que tenemos como país y dentro de las vías por las que hemos de transitar para mejorarla debemos conseguir que el tejido empresarial se implique en ella. Y no sólo de forma que los alumnos terminen su formación y hagan unas prácticas, sino que realmente cualquier ciclo educativo se imparta en la empresa, especialmente en el ámbito de la Formación Profesional.

La empresa tiene que entender que es un agente activo en la educación de nuestra juventud. Si conseguimos que las empresas se impliquen en ese proceso educativo, lo que vamos a tener es una juventud con un grado de formación, de competitividad y de empleabilidad que va a mejorar mucho. En estos propósitos, la FP tiene una tarea pendiente esencial desde hace años: pasar a ocupar en el imaginario colectivo el puesto que merece.

Cuando hablamos de ‘prestigiar la formación profesional no estamos pensando en devolverle el prestigio perdido, sino en construirlo porque nunca llegó a tenerlo, o por lo menos, no al mismo nivel que otras titulaciones. La FP debería pasar de ser ‘la alternativa’ para el que no vale o para el que no llega, a ser simplemente una alternativa, una posibilidad tan buena como cualquier otra.

Proceso cultural

Ese proceso es cultural, es una evolución, y aunque estamos tardando tiempo en entenderlo, tiene que llegar. Es necesario que la información sobre la FP llegue a las familias en el momento de tomar decisiones sobre la formación de los jóvenes. Es importante que ellos y sus padres encuentren los mecanismos que les ayuden a decidir entre las opciones posibles, las familias formativas, y cómo revertir la curva de formación en España que contribuirá a mejorar la empleabilidad de los estudiantes.

Los países con los que habitualmente nos comparamos tienen una enorme masa de técnicos y pocos jóvenes con formación básica, al igual que universitaria o post-grado. En España es justo al contrario. Nuestra curva está invertida. Tenemos muchos jóvenes con escasa formación, fruto probablemente de los años de empleo fácil de poca capacitación, y una enorme masa de universitarios que el mercado laboral es incapaz de digerir.

Esta es la situación que hay que reequilibrar. Es fundamental que la sociedad en general entienda la importancia de colaborar en su impulso, pero el sector más importante en este proceso son las empresas y los empresarios. Es la modalidad Dual, donde los estudiantes pasan un porcentaje elevado de su formación en la empresa.

Empresas formadoras

Allí, el empresario y el tutor tienen que adoptar un rol mucho más protagonista y responsable, no pueden permanecer como espectadores sino convertirse en verdaderas ‘empresas formadoras’. Ellas formarán a los alumnos exactamente en las competencias que van a resultar útiles, con lo que el acceso al empleo parece más probable que si continuamos una formación que no mira permanentemente a la empresa y a sus necesidades. Por eso, la flexibilidad, la coordinación centros/empresas y la generosidad de unos y otros es clave para alcanzar el éxito.

El tercer elemento vital para cerrar el círculo es la acción con los docentes. Ellos son el colectivo con la responsabilidad directa en la capacitación de los estudiantes. Es importante que se sientan apoyados por todo el entorno educativo. Los mejores docentes también deben reciclarse. Es responsabilidad del sistema capacitarles en aquellas materias en las que van a tener que desenvolverse y con las que los alumnos van a tener que vivir, como las tecnologías y los idiomas.