AEROTERMIA Y EFICIENCIA ENERGÉTICA

Incluso con anterioridad a la publicación en enero de 2016 del Documento Reconocido (RITE) “Factores de emisión de CO2 y coeficientes de paso a energía primaria de diferentes fuentes de energía final consumidas en el sector de edificios en España”, se ha notado un aumento del uso de la energía eléctrica en aplicaciones de bomba de calor debido a la mejora de su posición relativa respecto a otras energías finales en lo que se refiere a factor de paso de energía primaria no renovable y emisiones de CO2.

Igualmente, el IDAE (instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) publicó en 2013 el documento “Prestaciones medias estacionales de las bombas de calor para producción de calor en edificios” en el que ya consideraba la aerotermia como un sistema de generación de frio/calor donde cabe la consideración de energía renovable.

Las bombas de calor aerotérmicas aprovechan la energía térmica que se encuentra presente en el aire que nos rodea, incluso a temperaturas bajo cero.

Estos equipos no sólo permiten refrigerar bien con suelo refrescante o con fan-coils sino que también son capaces de alcanzar temperaturas superiores a los 60ºC que pueden emplearse en calefacción o incluso en la preparación de Agua Caliente Sanitaria.

El rendimiento de estos equipos es bastante alto. El COP máximo (Coeficient of Performance) o coeficiente de funcionamiento, puede ser incluso superior a 4 o 5, según el fabricante y tipo de equipo. Es decir, que por cada kW-h eléctrico que se consuma, un equipo de aerotermia puede producir hasta 4 o 5 kW-h térmicos. Del total de la energía puesta en juego un 20-25% provendrá del consumo eléctrico necesario para hacer funcionar el ventilador y compresor y en torno al 75% restante de energía proviene de energía renovable captada del aire exterior.

En climas templados como el nuestro, constituyen una solución ideal, como sabemos, todas las bombas de calor disminuyen su rendimiento según disminuye la temperatura exterior.

El uso de bombas de calor aerotérmicas está ya considerado incluso un criterio empleado en los Certificados Energéticos de edificios.